La formación de niños requiere una combinación de indulgencia y severidad.
Mi padre es de mediana estatura, con la nariz alta y un par de ojos pequeños y negros. Tiene una sonrisa amable, pero es aterrador cuando es feroz.
Todas las noches, cuando papá está acostado en la cama viendo televisión, monto en su espalda y juego el juego de "tortuga grande boca arriba, tortuga pequeña". A veces me acuesto boca abajo y le doy palmaditas. La gran barriga es como un gran tambor. Siempre está sonriendo y no está enojado en absoluto.
Pero también tiene un lado serio. En un examen de matemáticas, no obtuve una puntuación excelente debido a mi descuido. Mi padre de repente se puso severo: "¿Cómo es posible que tus puntuaciones sean dignas de las dos barras de tu brazo?". Deja de llorar. En secreto prometí deshacerme de mis hábitos descuidados y esforzarme por obtener buenas calificaciones en todo momento para demostrarle mi capacidad a mi padre.