El niño saca su celular.
Solo cuando los estudiantes lo necesiten, o después de terminar sus tareas, podrán jugar entre media hora y una hora. Deben estar estrictamente controlados. Lo mejor es utilizar los teléfonos móviles en lugares que sean útiles para el aprendizaje. También debe haber entretenimiento y comprensión oportunos. Por lo tanto, los padres no pueden impedir directamente que sus hijos se laven y toquen. Hay que controlarlos, pero no llevarlos a clase.
Los estudiantes deben desarrollar buenos hábitos, no ser adictos a juegos y novelas, controlar su tiempo de manera razonable, maximizar su interés en los teléfonos móviles y promocionarse en sus estudios.
Padres e hijos se llevan bien día y noche, y debemos prestar atención al comportamiento de sus hijos. Mientras los niños tengan teléfonos inteligentes, siempre habrá señales. Por la salud y el aprendizaje de sus hijos, los padres deberían estar más atentos y tener cuidado con los teléfonos móviles.