Una composición sobre el agradecimiento a las personas mayores y a las hermanas.
Gracias a la gratitud, existirá esta sociedad colorida, y gracias a la gratitud, habrá una amistad sincera. Porque la gratitud nos permite comprender el verdadero sentido de la vida.
Aún recuerdo el día que fuimos a la escuela. Fuiste tú quien nos recibió en la estación de tren y en la estación de autobuses bajo el sol abrasador y nos ayudó a llevar nuestro equipaje al autobús.
Aún recuerdo que cuando sentía nostalgia, consolabas nuestros corazones perdidos con tus hermosas palabras.
Cuando estábamos confundidos en nuestros estudios, tú nos estableciste metas con confianza. Cuando teníamos conflictos con nuestros compañeros, nos enseñaste tolerancia y nos acompañaste en todo el camino.
Entrenamiento militar, la primera lección en la universidad, hay lágrimas, alegría y dolor.
Y tú, como un miembro más de la familia, nos acompañas y nos tiendes la mano más cálida cuando más ayuda necesitamos. Ya sea bajo el sol abrasador o bajo las bochornosas luces de la calle, siempre te quedas ahí en silencio, mirándonos con ojos cálidos, y tus ojos claros están llenos de cuidado y consideración.
En un abrir y cerrar de ojos, hemos pasado de los estudiantes junior de ayer a los estudiantes senior y senior de hoy, pero no podemos soportar mencionar las palabras de despedida. Lo que nos dejaste son recuerdos bonitos, gente conocida y cosas felices que tardaron cuatro años en realizarse.
Lo que nos dejaste es el reflejo de tu arduo trabajo, que silenciosamente entró en la trayectoria de nuestras vidas.
Lo que nos has dejado es material que nunca podremos terminar de aprender en nuestra vida, al igual que el cuchillo de trinchar del tiempo, tallando las huellas del tiempo. Eres tú quien nos conduce al campus universitario; eres tú quien nos guía a realizar el trabajo comunitario; eres tú quien nos guía a remontarnos en el océano del conocimiento.
En vuestros logros, sois nuestros modelos a seguir; en vuestro trabajo, sois nuestros modelos a seguir en la vida, sois nuestros queridos parientes.
Ninguna palabra elegante puede expresar cuánto te hemos ayudado.
Si pudiera retroceder en el tiempo, tendría muchas ganas de halagarte desde el principio. "Tengo suerte de conocerte en mi vida".
Cuando la flor del fénix florece, me recuerda que todos los hermanos y hermanas están a punto de dejar la escuela y crear un nuevo mundo propio.