La personificación y metáfora de la composición de mi gatito.
El colorido, colorido, colorido y colorido paisaje de la ciudad parece haberse convertido en una hermosa escena en la calle. En las bulliciosas calles y callejones, la gente iba y venía, y había risas, ruido, venta ambulante, música, de todo... Sin embargo, mira su ropa sencilla, estaba mojada. Ella miró el callejón desde lejos, y su expresión asustada me hizo arrepentirme... Todavía recuerdo esa noche, estaba tan aburrida en casa que siempre quise encontrar algo emocionante e interesante que hacer. Pensé mucho, pero pude. No pensé en nada. Un buen método, es decir, una cabecita salió detrás de mí cuando estaba deprimido. Era mi prima. Dijo inteligentemente: "¡Ja, juguemos a 'Fairy Blossoms'!" Tan emocionado que parecía haber saltado de la Antártida. Mi hijo voló al trópico, que gran propuesta. Recogí un montón de periódicos como si hubiera encontrado un tesoro, encontré una caja, me senté en el suelo y frenéticamente. Rompí los periódicos en pedazos pequeños. No pude evitar sentirme feliz. Finalmente, la gruesa pila de periódicos se hizo pedazos bajo mi despilfarro. Felizmente sostuve una caja grande de periódicos triturados, salté al balcón y agarré un puñado de periódicos triturados con mi prima, "Uno, dos, tres ..." Los juntamos y los periódicos se los llevó el viento otoñal. Bailaron bajo la brisa y se convirtieron en flores brillantes flotando hacia abajo. Después de un rato, todos los periódicos rotos cayeron al suelo. Insatisfecho, seguí agarrando un puñado de periódicos y los vomité. Así, puñados de periódicos, me emocionaron, pero hicieron que el limpiador entrara en pánico. La miré barriendo periódicos triturados en el callejón y un arrepentimiento inexplicable surgió de mi corazón, fluyendo por mi sangre y por mi mente. Nunca olvidaré esta escena, nunca lo olvidaré tampoco. Estaba lloviendo y el papel parecía estar pegado al suelo, lo que hacía que su trabajo fuera aún más difícil con su impermeable. En ese momento, cuánto deseaba traerle una taza de té caliente y tomarla en la mano. ¡ella barre la escoba! Pero no tengo el coraje. Me paré al final del callejón y bajé la cabeza. Nunca me había sentido tan arrepentido...