¿Cómo nació y evolucionó la inteligencia?
Darwin creía que en los conflictos tribales primitivos, las tribus con alta inteligencia tendían a ganar, por lo que sus genes de alto coeficiente intelectual se heredaban fácilmente. Cuando los sociobiólogos actuales estudian las tribus primitivas supervivientes, descubren que la densidad y la complejidad de la vida social tribal son poderosos impulsores de la evolución intelectual.
En el pasado, cuando estudiábamos la evolución de la inteligencia, tendíamos a centrarnos en los aumentos en el tamaño del cerebro o en la proporción cerebro-cuerpo. Jellison, neurobiólogo de la Facultad de Medicina de la Universidad de California, señala que los cambios en la estructura cerebral son más importantes para la evolución de la inteligencia. Pero los datos fósiles no reflejan esto. Ésta es una de las mayores dificultades a la hora de estudiar la evolución de la inteligencia. Algunos científicos señalan que el rápido desarrollo de la inteligencia de los homínidos fue una "oportunidad afortunada" porque caminar erguido ensanchó la pelvis y permitió que el feto creciera. Entre los primates, la proporción entre cerebros fetales y adultos es constante, por lo que los humanos pueden tener cerebros mucho más grandes que otros primates.
Recientemente, Challis K. Rushton, biólogo evolutivo de la Universidad de Toronto en Canadá, propuso un nuevo y sorprendente enfoque del tamaño del cerebro. Rushton propuso una nueva y sorprendente hipótesis: la teoría de la coevolución gen-cultura. Él cree que el nacimiento de la sabiduría humana es el resultado de la interacción entre la evolución biológica y el progreso cultural. Los cambios genéticos obligan a los humanos a adaptarse a nuevas culturas, y las nuevas culturas aceleran la evolución genética.
Por muy contradictorias que puedan ser estas diferentes explicaciones, todos los estudiosos que han estudiado este misterio coinciden en esto: para comprender cómo surge y evoluciona la inteligencia, primero hay que comprender el secreto del cerebro.
El origen de la inteligencia sigue siendo un misterio, pero Rushton cree firmemente que a finales del siglo XX la humanidad entrará en la era de los grandes cerebros. La llegada de la economía del conocimiento requiere una "gran era del cerebro" correspondiente.