Uno de los nuevos casos en Shenyang es el de un médico en la sala de ultrasonido en color. En este caso, ¿es el médico una profesión de alto riesgo?
En esta feroz epidemia de nuevo coronavirus, los médicos y enfermeras siempre han sido los guerreros de primera línea. Los médicos son, naturalmente, una profesión de alto riesgo. Reciben pacientes de todo el mundo, corren diversos riesgos de infección y pueden infectarse por varios virus en cualquier momento. Por tanto, los médicos siempre están en estado de combate y los riesgos que corren son relativamente altos.
La epidemia del nuevo coronavirus nunca ha terminado y aún no hemos desarrollado un fármaco que pueda atacar completamente este virus. Aunque ha aparecido una vacuna, se han descubierto virus mutados tanto en el país como en el extranjero y la segunda ola de la epidemia está a punto de regresar. Es invierno y temporada navideña, y muchas personas están infectadas con el virus o simplemente tienen un resfriado común en el camino. Sin embargo, cualquier paciente con tos o fiebre puede ser portador del nuevo coronavirus. Por lo tanto, los médicos y enfermeras de varios departamentos reciben pacientes de todo el mundo todos los días y es muy probable que estén infectados con el virus.
El nuevo coronavirus tiene cepas mutadas, lo que significa que el virus es más transmisible, más letal y menos susceptible de ser atacado por medicamentos. Todavía no entendemos qué cambios sustanciales se han producido en este virus mutado. Aunque los médicos dicen que usan máscaras y gafas protectoras todos los días, todavía no pueden lograr una prevención del 100%. Siempre han estado en la primera línea de batalla y nunca han dejado de luchar contra el virus. Han utilizado su propia carne y sangre para luchar contra la enfermedad y le han arrebatado la vida a los pacientes en innumerables ocasiones. gente muy admirable.
Se acerca la Fiesta de la Primavera y nos enfrentaremos a movimientos de población a gran escala en todo el país. Esto sin duda añadirá muchas dificultades al país, a los médicos y a las enfermeras. La segunda ola de la epidemia es inminente. Deberíamos intentar reducir los viajes tanto como sea posible y, si podemos, no volver a casa y mucho menos celebrar cenas durante las vacaciones. Sólo sobreviviendo con seguridad a la segunda ola de la epidemia podremos marcar el comienzo de los albores de la victoria, garantizar la seguridad de nuestra propia vida y evitar causar problemas al país.