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En el sexto día de la creación, Dios usó barro para crear al hombre a su imagen. El primer hombre fue Adán, y Dios sopló en sus fosas nasales para convertirlo en un alma viviente. La gente es buena, pero vivir solo no es lo mejor, por eso Dios le pidió a Adán que nombrara varios animales y encontrara una pareja entre ellos. Por supuesto, esto fue para que el propio Adán descubriera que no había nadie que pudiera igualarlo. En ese momento, Dios lo puso a dormir, sacó un trozo de la costilla y creó un segundo hombre de la costilla. Adán la llamó "mujer" y le expresó su amor. Dios también les preparó el matrimonio para que pudieran reproducir su descendencia. Todas las personas posteriores son descendientes de esta pareja.