Recitación de poemas
Ese día, cerré los ojos en la fragante niebla del Salón de los Sutras y, de repente, te oí cantar el mantra del Sutra.
Ese mes, agité todas las ruedas de oración, no para salvación, sino sólo para tocarlas con la punta de los dedos.
Ese año, me postré y me postré en el camino de la montaña, no para encontrarte, sino simplemente para estar cerca de tu calidez.
En esa vida, viajé alrededor de montañas, ríos y pagodas, no para cultivar la próxima vida, sino para encontrarme contigo en el camino.
En ese momento, ascendí a la inmortalidad, no por la inmortalidad, sino por tu seguridad y felicidad.
En ese momento, levanté mi caballo de viento, no para implorar bendiciones, sino para esperar tu llegada.
Ese día, la pila mani fue construida no con el propósito de cultivar la virtud, sino simplemente para arrojar piedras del lago de mi corazón.
Esa noche, escuché canto sánscrito toda la noche, no para iluminarme, sino solo para encontrar un rastro de tu respiración.
Ese día, cerré los ojos en la fragante niebla del Salón de los Sutras y de repente escuché el mantra en tu canto del Sutra.
Ese mes, agité todas las ruedas de oración, no para salvación, sino sólo para tocarlas con la punta de los dedos.
Ese año, me postré y me postré en el camino de la montaña, no para encontrarte, sino simplemente para estar cerca de tu calidez.
En esa vida, caminé entre montañas, ríos y pagodas, no para cultivar la próxima vida, sino para encontrarte contigo en el camino.
En esta vida, no voy por las montañas para reencarnar, sino simplemente para encontrarme contigo en el camino.
Es que esa noche, me olvidé de todo,
renuncié a la fe, renuncié a la reencarnación,
solo por aquel que una vez lloró frente al Buda Las rosas,
hace tiempo que perdieron su brillo.