Material de ensayo sobre cómo afrontar la presión y sobrevivir bajo presión
La gente ha estado viviendo bajo dos tipos de presión. Una es la presión física que actúa sobre el cuerpo, como la presión atmosférica, la atracción geocéntrica, la presión del corazón, etc. Estas presiones mantienen las formas de vida. La segunda es la presión mental interna, como la presión de la competencia por la supervivencia, el miedo al peligro y la muerte, la presión interpersonal, la presión emocional y emocional, etc. Estas presiones mantienen a las personas alerta (despiertas) y con patrones de comportamiento apropiados.
El primer principio de una buena gestión del estrés es ser consciente del estrés. El cuerpo a menudo tiene un mecanismo natural de amortiguación de la absorción del estrés que el cuerpo transforma en vitalidad y pasión. Si una persona vive en medio de un estrés fluido y en constante cambio, su cuerpo no sólo puede estar sano, sino también lleno de energía.
Vivir con muy poca presión puede hacer que las personas se sientan deprimidas, somnolientas, lentas y de pensamiento lento. Sin embargo, hay dos tipos de presión que pueden hacer que el cuerpo se ajuste de manera anormal. Uno es la presión excesiva repentina y el otro es la presión continua de bajo nivel.
Tenga en cuenta tres niveles de estrés: Un poco de estrés puede provocar emociones turbulentas. Una mayor presión provoca diversas reacciones incómodas en el cuerpo. La presión excesiva provoca un estrechamiento de la conciencia, una respuesta lenta al medio ambiente y la mente está al borde del colapso.
El segundo principio del manejo del estrés es el equilibrio. Los dos tipos de estrés, físico y mental, son un poco como un balancín. Si el estrés físico aumenta, el estrés mental aumentará gradualmente, y viceversa. Al relajarse, se libera el estrés físico y también el estrés mental.
Cuando nos concentramos en trabajar mentalmente durante demasiado tiempo, o estamos en estado de competición durante mucho tiempo, podemos liberar el estrés interno relajando el cuerpo. Y cuando llevamos demasiado tiempo desocupados y no tenemos nada que hacer, podemos mantener vivo el ánimo mediante el ejercicio físico.
El tercer principio del manejo del estrés son las técnicas para lidiar con el estrés. Existen muchos buenos métodos para gestionar diversos tipos de estrés, como llevar un diario de estrés, biorretroalimentación, entrenamiento de relajación muscular, meditación e imaginación, relajación con cuenta regresiva, autohipnosis, técnicas de relajación de un minuto, etc., y brindar el apoyo adecuado según a diversos escenarios de la vida. Consejos y orientaciones que pueden servir como manual para que las personas manejen el estrés.
El cuarto principio del manejo del estrés es mantener una actitud positiva. Una buena mentalidad puede aumentar la capacidad de las personas para afrontar el estrés, mientras que una mala mentalidad en sí misma es como un desastre que interfiere con los corazones de las personas.
Por supuesto, lo más importante es tener un concepto correcto de presión. El estrés no es terrible, lo terrible es que tengamos conceptos y reacciones inapropiadas ante la presión. Cuanto más miedo tengas a la presión, más miedo vivirás a la presión. Las personas a las que les gusta la presión podrán afrontar cualquier presión con facilidad.
Si aprendes a gestionar el estrés, podrás convertirlo en motivación real: comportamiento eficaz, sentimientos ricos y enérgico...