La relación entre maestro y aprendiz ha terminado
El maestro ya no está dispuesto a impartir conocimientos y habilidades al aprendiz, y ya no se preocupa por su desarrollo.
El aprendiz mostró frialdad e indiferencia hacia el maestro, y ya no respetaba ni confiaba en él.
La comunicación entre maestro y aprendiz se volvió muy rara o incluso completamente interrumpida.
Los aprendices comienzan a aprender y crecer de forma independiente y ya no dependen de la guía y el apoyo de sus maestros.
Se reducen o paran los proyectos o actividades de colaboración entre maestros y aprendices.
El aprendiz ya no está dispuesto a seguir las enseñanzas del maestro y comienza a buscar un nuevo mentor.
Surgen conflictos y diferencias entre maestro y discípulo que no pueden conciliarse ni resolverse.
El aprendiz comenzó a dudar de las enseñanzas y la guía del maestro, y comenzó a cuestionar su propia capacidad y carácter.
La relación entre maestro y aprendiz se ha vuelto rígida e incómoda, incapaz de ser tan natural y armoniosa como antes.
El aprendiz comenzó a evitar o evitar intencionadamente la comunicación y el contacto con el maestro.