Si no hubiera luna, ¿habría vida en la Tierra?
Un evento ocurrido hace 4.500 millones de años cambió nuestro planeta para siempre. Un objeto del tamaño de Marte, llamado Theia, se estrelló contra la joven Tierra. Parte de "Theia" se fusionó con la tierra y una gran parte de los escombros fueron arrojados al espacio. Estos fragmentos finalmente fueron arrastrados a la órbita de la Tierra por la gravedad y comenzaron a juntarse. Estos trozos de roca finalmente se fusionaron para formar la luna. Esta afirmación se llama "hipótesis del gran impacto" y es la teoría principal más convincente para explicar la formación de la luna.
Entonces, ¿cuál habría sido el resultado si esa gran colisión no hubiera ocurrido? Sin la luna brillando sobre nosotros en el cielo nocturno estrellado, ¿sería la vida en la Tierra tan vibrante y diversa como lo es hoy? ¿Existirán los humanos?
La Tierra sin la Luna sería un lugar completamente diferente. En aquella época, debido a la rápida rotación de la Tierra, un día sólo podía durar unas 5 horas. Sin embargo, actualmente, debido a la interacción gravitacional. entre la tierra y la luna, un día puede durar sólo unas 5 horas. Dura 24 horas. Una rotación más rápida también puede crear vientos fuertes, con vientos de hasta 200 mph (millas por hora) soplando sobre la superficie de la Tierra, mientras que tormentas más violentas azotarán el cielo. Sin la estabilidad de la Luna, la inclinación de la Tierra se tambalearía, perdiendo su clima y sus estaciones regulares y bastante constantes. Esta oscilación hace que la temperatura de la Tierra se vuelva errática, con diferentes áreas calentándose y congelándose constantemente. Asimismo, las mareas se reducirán mucho, quedando únicamente las provocadas por el sol. Sin embargo, creemos que incluso en estas condiciones extremas, puede haber algún tipo de vida que pueda soportar temperaturas extremas, vientos fuertes, mareas pequeñas y ciclos de rotación cortos.
En cualquier caso, es más probable que estas formas de vida sean muy diferentes a las que vemos hoy. La evolución es un proceso largo y los cambios más pequeños en el medio ambiente pueden alterar significativamente su curso, lo que puede conducir a la aparición de especies extrañas, casi alienígenas.
Las bacterias pueden adaptarse rápidamente a los cambios en su entorno, mientras que las formas de vida complejas como los humanos tendrían dificultades porque es posible que no tengan suficiente tiempo para evolucionar y sobrevivir a cambios ambientales drásticos y duros. Pero si la vida compleja encuentra una manera de sobrevivir en la peligrosa superficie, la evolución puede favorecer a criaturas más pequeñas y robustas que tendrían dificultades para resistir vientos extremos si fueran demasiado altas. Un entorno de huracán sostenido será ruidoso y los organismos necesitarán comunicarse de maneras diferentes que antes, como cambios de color o algún lenguaje corporal.
Es posible que utilizaran vientos fuertes como medio de transporte y que las adaptaciones les permitieran desarrollar alas para deslizarse por el aire. La vida vegetal también lucha con los fuertes vientos y la lluvia. Deben crecer bajos y tener raíces largas para evitar que sean arrancados. Las selvas y los bosques, hogar de enormes poblaciones de animales, ya no existirían, lo que significa que las criaturas ya no podrían descansar en los árboles ni esconderse de las tormentas entre la espesa vegetación. Obviamente no tenemos forma de saber qué pudo haber sucedido, y es posible que la vida nunca haya existido o que haya encontrado una manera de adaptarse perfectamente a la Tierra parecida a una luna que consideramos un infierno. Pero tuvimos la suerte de que un objeto gigante del tamaño de Marte colisionara con la Tierra y finalmente nos diera un entorno que permitiera que la vida floreciera en todo el planeta.
Marte es el cuarto planeta más cercano al sol y el segundo planeta más pequeño del sistema solar, sólo más grande que Mercurio. En inglés, Marte recibe el nombre del dios romano de la guerra y a menudo se le conoce como el "Planeta Rojo". Esto último significa que la influencia de los óxidos de hierro que prevalecen en la superficie de Marte le da a Marte una apariencia roja única entre los cuerpos celestes visibles a simple vista. Marte es un planeta terrestre con una atmósfera delgada. Las características de su superficie recuerdan a los cráteres de impacto en la superficie de la luna y a los valles, desiertos y casquetes polares de la Tierra.
La delgada y polvorienta atmósfera roja de Marte vista desde el espacio. Abajo a la izquierda está la llanura de Argel.