Material de ensayo argumentativo de secundaria: Hay una voz
Un pausado sonido de flauta surgió de lo profundo del bosque, lo que parecía extraño en la oscuridad. Incluso rozó el aire para producir otro sonido aterrador, que era escandaloso. Al final, un pastorcillo tocaba una flauta, clara y melodiosa, tocando un canto de alegría en un prado. El cielo interpretaba el azul, y las nubes flotantes definían la blancura, que era tranquilizadora.
El sonido de una misma flauta, debido a diferentes procedencias, es completamente diferente.
Hay una especie de sonido, aunque no se puede ver ni tocar, pero tiene una especie de belleza espiritual en lo invisible.
Su llegada hace tintinear las campanillas de viento junto a la ventana; su llegada hace crujir las hojas del camino en carnaval; su llegada tranquiliza el corazón caliente como el agua.
El nacimiento de un niño añade un toque de extraordinaria vitalidad a esta familia corriente. El viento soplaba suavemente y los pies del niño sintieron escalofríos y picazón, y se rió. Al niño le gusta perseguir el viento y anhela la libertad, hasta que se rompe el hilo de la cometa que tiene en la mano: su madre fallece debido a una grave enfermedad. Su padre perdió su trabajo y se volvió alcohólico, y su naturaleza salvaje quedó cada vez más expuesta. Los niños fueron golpeados con látigos, con cables eléctricos y aplastados con penes. Los niños fueron sometidos a todo tipo de "torturas" por parte de su padre. Ese verano, el viento ya no era suave, mezclado con olor a sangre, fuerte e inquieto. La paciencia se acumuló en su corazón y la conciencia de resistencia luchaba. En su mejor momento, tomó un cuchillo de cocina y persiguió a su padre por la calle. Después de todo, optó por estallar en silencio. Las llamas estaban fuera de control. Estaba corriendo con el viento y algunas de las cicatrices de su cuerpo estaban expuestas al sol. Estaba tan desconsolado y desagradable.
Quizás Dios lo favoreció y evitó que sucediera una tragedia.
En la entrevista del periodista, la motivación del niño fue: “¡Me pega mucho!” y el padre. Debido a que su incompetencia provocó la situación actual, además de arrepentirse, también se culpó a sí mismo. Cuando mi padre salió del centro de detención de menores, el viento era tan feroz que golpeaba su cabello blanco. Una especie de líquido cristalino goteaba sobre el lecho más suave del alma, formando ondas en círculos, desoladas e indefensas. En el centro de detención de menores, miró la espalda de su padre que se alejaba y pensó en su madre en el cielo. Se dice que un hombre no derrama lágrimas fácilmente, pero aún no ha llegado al punto triste. En ese momento, ya no podía reprimirse y las lágrimas aún le nublaban los ojos con el viento.
El viento ruge, intentando despertar la conciencia superficial en lo más profundo del corazón de las personas.