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Composición para el primer año de secundaria: Historias durante el entrenamiento militar, 800 palabras

El cálido sol se derrama sobre mí, alejando el calor abrasador. Los sentimientos que habían estado escondidos en mi corazón durante mucho tiempo no pudieron ser reprimidos al final y salieron como una marea...

La vida del entrenamiento militar dejó una luz roja en mi vida. Los días eran cortos, me beneficié mucho. En los días del entrenamiento militar, ya no somos estudiantes, somos sólo soldados. Sólo hay obediencia, no hay derecho a decir no ni a resistir.

Mirar hacia atrás, estar de pie en la postura militar me llenó de dolor e impotencia. Esos ojos radiantes, esos hombros estirados hacia atrás, ese pecho inflado y esas piernas inquebrantables me mostraron la postura valiente y heroica de un soldado, pero si quiero experimentarlo por mí mismo y estar de pie por mucho tiempo, las piernas que tendría temblando, me dolían las rodillas y las plantas de los pies ardían como un fuego, se asaban y hacían un crujido. Tenía la espalda, la cintura y los hombros tan doloridos y entumecidos que sentí como si carámbanos me pincharan y me sentí peor que muerta. Y el sudor era como balas, abofeteándome la cara y desfigurándome hasta quedar irreconocible. El dolor y la impotencia se guardaron en mi corazón y solo pude aguantar hasta el final. Las lágrimas rodaron por mis ojos. Hice lo mejor que pude para contenerlo. Este sentimiento fue muy doloroso.

La postura de pie más básica me apuñaló por todas partes, pero nadie en la clase se cayó, podían aguantar, ¿por qué yo siempre me animaba y no podía dejarme caer y? rendirse a mitad de camino. Es una pena, pero la perseverancia es la victoria. Finalmente, cumplí mi deseo.

En el campo de entrenamiento, aprendimos 7 elementos. Por ejemplo: descansar y ponerse firmes, ponerse en cuclillas y ponerse de pie, saludar y completar el saludo, caminar al paso y otras acciones pueden parecer simples pero difíciles de aprender. Cada acción debe realizarse de manera ordenada y uniforme, y se debe prestar atención a las cartas. Esto pondrá a prueba nuestra unidad. No debemos tomarlo a la ligera ni seguir nuestro propio camino. Los instructores nos enseñaron los movimientos una y otra vez con voces roncas y nos contaron seriamente sus altibajos como soldados. No pude encontrar la palabra "trabajo duro" en ellos y no pude evitar respetarlos. Sólo soportando las dificultades uno puede convertirse en un maestro. El entrenamiento militar es un proceso que templa nuestra voluntad y nos enseña perseverancia y paciencia. Sólo saboreando los altibajos de la vida del entrenamiento militar podemos ganar algo. Y en él hay una felicidad infinita.

Los pasos limpios y ordenados, el espíritu de mantener la cabeza en alto y la voz fuerte y fuerte son toda nuestra cosecha. Siento la alegría de la unidad. Cuando enfermé, experimenté la sinceridad de la amistad a través del apoyo de mis compañeros y las botellas de agua que me entregaron. Durante el descanso, mis compañeros actuaron con valentía y se ganaron aplausos y sonrisas. Todo esto es feliz y maravilloso. El dolor y el cansancio también desaparecieron con el canto.

De hecho, el entrenamiento militar es como un ensayo antes de la batalla en los tres años de secundaria. Tenemos alegría, ayuda y éxito, así como dolor, agravio y fracaso. Pase lo que pase, siempre que perseveremos y nunca nos rindamos, podremos obtener un "sin arrepentimientos" en el examen de ingreso a la universidad tres años después.

Durante el entrenamiento militar, canté la primera canción de mi carrera en la escuela secundaria: la Canción Purificadora del Corazón.

¡Entrenamiento militar inolvidable!